Prado verde con flores hermosas, cielo azul lleno de nubes esponjosas, árboles frondosos con muchas frutas para degustar.
Estaba en un paisaje de película, había música alegre, el ambiente estaba lleno de buena vibra.
Habían varios grupos de personas, compartiendo en mesas de madera que tenía este lindo lugar.
A los lejos, puedo divisar a mi familia, bailando y riéndose, esto me hace sentir aún más feliz. Al acercarme, todos me abrazan para saludarme y me preguntarme cómo estaba.
Me acerco a mi abuela, ella estaba sentada en el pasto, comiendo galletas, con dos copas de vino, pero ella se encontraba sola, quise saber con quién compartiría su vino.
-Hola abuela, ¿Esperas a alguien?
Ella al verme me dió una sonrisa de sorpresa y respondió:
-Tu abuelo fue en busca de más galletas.
Su comentario me dejó sin palabras, mi abuelo había muerto hace dos años, ¿Esto en verdad estaba pasando?
Cómo si me hubiese leído la mente, aparece mi abuelo con un paquete nuevo de galletas, estaba totalmente diferente, más joven, y completamente sano.
El me abrazó y me dió un gran beso en mí mejilla, yo no podía decir nada, no me salían palabras para describir como me sentía frente a todo lo que está pasando.
Él me dió una gran sonrisa generosa, diciéndome
– Mi niña, no es tu momento de acompañarme en este hermoso lugar, regresa a tu hogar.
Desperté, mis ojos se sentían aún adormecidos, al abrirlos pude observar paredes blancas, lámparas parpadeantes, inyecciones, y una máscara de oxígeno reposaba en mi nariz.
Un doctor se me acerca con lágrimas en los ojos.
-No lo puedo creer, te has salvado,esto es un milagro.
Resulta que estaba en coma hace 1 mes, y acabo de despertar, definitivamente no era mi turno de morir.